lunes, 25 de julio de 2011

El Carácter


El carácter de una persona entendido como su personalidad o su forma de ser, es la expresión que idiomáticamente alude a aquello que individualiza, de modo que puede clasificarse como aquellos componentes que expresan de una manera mas individualizada y distintiva del modo de ser y comportarse de una persona en particular.
TIPOS DE CARÁCTER
El nervioso: es una persona que cambia continuamente de intereses y de ocupación. Es inestable y su voluntad es muy débil. Generalmente es cariñoso y sociable. Es extrovertido.
El sentimental: es tímido e inseguro, pero muy reflexivo y generalmente busca el aislamiento y la soledad y tiene problemas para adaptarse a cosas nuevas.
El colérico: se caracteriza por sus arrebatos. Se deja llevar por la primera impresión y es poco constante. Abandona las actividades cuando sospecha algún peligro (real o fantaseado).
El apasionado: es una persona muy dedicado a su trabajo. Le gusta el estudio y vive siempre ocupado.
El sanguíneo: es muy cerebral y da la sensación de una persona fría. Es trabajador y curioso y se adapta bien a cualquier ambiente.
El flemático: es reposado y tranquilo y también muy ordenado. No le gusta el trabajo en equipo. Además, es dócil y metódico.
El amorfo: es perezoso. Es despilfarrador, impuntual y carece de entusiasmo. Aunque es sociable y extrovertido, suele aplazar las tareas y es muy desordenado.
El apático: es depresivo y pasivo y tiene poca iniciativa. Es perezoso y poco interesado en las actividades cotidianas.
La forma en que cada individuo se desarrolla en su trabajo depende mucho de su tipo de carácter. Los mejores tipos de carácter para trabajar son los coléricos, apasionados y el sanguíneo.

¿ES POSIBLE CAMBIAR NUESTRO CARÁCTER?
El ser humano es esencialmente cambio y en él es donde encuentra el camino del progreso y de la perfección; sobre todo el cambio más estructural nos lleva a “crecer psicológicamente” y a posibilitar el desarrollo completo de todas las facultades. Para formar el carácter es necesario tener dominio sobre nuestra persona, mediante pequeñas, pero continuas acciones que hagan más fuerte nuestra voluntad. Esto nos dice que es posible cambiar nuestro carácter, a través de la disciplina y la férrea voluntad de querer hacerlo.


¨Un hombre de carácter podrá ser derrotado, pero jamás destruido.¨
Ernest Hemingway
 



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